viernes, 3 de octubre de 2008

El lugar del escritor como actor social e intelectual 2ª parte: sobre Cristian Aliaga

Pequeña y necesaria digresiòn

Cuando comencé esta serie de reflexiones acerca de la literatura patagónica y el lugar en dónde se colocan sus actores, respecto de un campo literario complejo, y sus dilemas, pensé que surgirían una serie de polémicas, pero nunca pensé que esas polémicas se refirieran a cierto “anacronismo” o peor aún “autorreferencialidad”[1].
Si bien es cierto que trato cómo el autor se inserta con su obra dentro de el campo intelectual, esa es toda la autorreferencialidad que me interesa y que persigue este trabajo.
Respecto del “anacronismo” debo decir que me tiene sin cuidado, por decirlo suavemente...pueden los lectores en su mente usar el término que mejor les caiga. Jamás seguí las modas, no me interesa, no soy mosca y nunca lo seré, pero respeto que otros si lo hagan, que sigan las modas, que corran tras las novedades editoriales. A mí Walter Benjamin y Bertold Brecht me siguen resultando muy actuales.
Respecto de la autorreferencialidad, o la frase de “sacarse pelusa del ombligo” yo no puedo hablar por lo que hacen otros, no entiendo la frase, pero si entiendo la mala intención.
No respondí personalmente porque no tengo elementos para pensar que sea una cuestión personal. Si así lo fuera se deberá aclarar personalmente.
Las cuestiones literarias, diferencias de opinión, legítimas diferencias por otra parte,me interesa hacerlas públicas; y suelo contestar por escrito también, y abiertamente, ese es mi oficio.
Y desde que decidí publicar mis ideas no han sido pocos los ataques, justificados muy pocos, injustificados, cobardes y anónimos otros. Supongo que es el precio que hay que pagar por no ocultarse, ni ser complaciente, ni ser moderna, ni posmo, ni nada de eso.
Sólo dos cosas me tranquilizan: 1) nadie pierde algo que no ha tenido; 2) qué bueno que alguien se oponga a lo que haces, estás en buen camino


El lugar del escritor como actor social e intelectual- 2° parte

El lugar del escritor según Cristian Aliaga en “Estancia La Adivinación”

“un fémur de Facón Grande que parece volver
a levantarlo de la muerte
hojas de la libreta de Darwin
con anotaciones secretas para la reina
el listado incompleto de orejas recibidas
/ por un administrador inglés
(con el precio establecido por pares)
el extremo del garrote usado en La Lobería para
ultimar a varias generaciones
de lobos y otras especies de dios
un albatros embalsamado con manchas de sangre
varios ladrillos de la casa de Comodoro Rivadavia
en que Perón jamás visitó a su madre
el cuchillo que el hijo del cacique Quilchamal
utilizó para despenar a un buhonero
astillas de un barco construido frente al
océano Atlántico para esperar a Hitler
que llegó bajo numerosos nombres falsos
un inventario de las formas que asume la tierra bajo el viento,
las piedras fundamentales de bellos edificios inexistentes,
algunas usadas varias veces
tramos de vías que no conducen a ninguna parte,
clavados durmientes de madera del Chaco

bombachas, prendas íntimas en general,
/ que la marea devuelve cuando
amanece

y todo aquello que no puede verse desde lejos.”

(Museo de La Incienso)

Retomaré la pregunta del trabajo anterior. Cuál es el lugar del productor cultural y cómo lo define dentro de su obra.
Es Cristian Aliaga un actor fundamental dentro del campo cultural y por consiguiente social de la Patagonia. En el poema que abre este trabajo, Aliaga hace algo parecido a un inventario de cuestiones. Las utiliza como materia poética, son materia poética, pero son materia poética desde una mirada diferente. Diferente a qué? . Diferentea varias cosas. En primer lugar diferente a la mirada que ejercitan los poetas que tienden a poetizar el paisaje desde lo “idílico”.(reconozcamos que con el paisaje se pueden hacer muchas cosas y tomar muchas posturas) ; diferente también de la mirada “turística”, también idealizada, y rápida, superficial. Podemos decir que Aliaga tiene una obsesión por esa mirada, fugaz, por encima, ya veremos la diferencia que existe, según él, entre “ver” y “abrir los ojos” , sería algo parecido a la diferencia entre ver y percibir.
Podemos decir que esse est percipi (ser es ser percibido) para Cristian Aliaga, y ni el poeta de mirada idilíca, ni el viajero fugaz pueden percibir el paisaje patagónico. Voy a citar a Samuel Beckett porque me parece que esta cita explica mucho mejor que cualquier cosa que yo pueda decir, cuál es la postura estética y la posición que, como autor, asume Cristian Aliaga, desde adentro de su obra, irradiando hacia afuera, sus manifestaciones, es decir su literatura:

“El único medio de renovación consiste en abrir los ojos y contemplar el desorden. No se trata de un desorden que quepa comprender. He propuesto que lo dejemos entrar porque es la verdad.”[2]

Y es la verdad entonces algo para ver, algo que cada uno deberá buscar casi como tarea filosófica o espiritual, aunque esa verdad sea desagradable de ver. Una verdad humana, desidealizada, distópica.
Así lo vuelve a manifestar el yo poético que escribe en Estancia La Adivinación, en un fragmento de “Alba en La Adivinación”:

(...)Hay un destino que/ atraviesa el horizonte de la Patagonia/ pero la verdad sigue estando más allá,/inalcanzable para cualquiera que/apriete un acelerador ingenuamente en/ el camino, bajo una descarada luna/ que ilumina todo, hasta lo que no/ queremos mirar”

Nuevamente esa mirada superficial y veloz, que en este fragmento adquiere otra característica: “ingenuamente”, nos dice Aliaga. Ingenuidad de aquel que desconoce que la verdad puede entrañar algún tipo de peligro.
Al igual que Tresguerres, es Aliaga alguien que ha recorrido la Patagonia, intensa y extensamente, conociendo los sitios que el turismo no suele señalar. Hay entonces un tema con el paisaje “no mirado” en Patagonia, es decir, con esa realidad que no siempre es “percibida”; será entonces la mirada del poeta la que documentará eso “no-visto”, la voz del poeta dirá “eso no-dicho”.
Lo asume como tarea y como maldición. Se corre entonces del sitio confortable de los poetas nombrados en el otro ensayo como “oficiales”; el poeta es un lobo, un lobo sin cartel (que actua encubierto, anónimo), que no domina su carga de ilusión/ y se entrega a ella hasta ser destruido, y aquí podemos poner el contenido de riesgo, de peligro en la tarea del poeta; y sobre todo, es alguien que no mira para ver sino para abrir los ojos, como dice en “Arte, poética”

“ Un poeta –un lobo sin cartel-
no muestra sus cartas, no baraja
de nuevo, no escancia vinos
que no es capaz de beber.
Es un animal procaz
que no ve detrás de las ventanas
sino más allá de las rejas,
un espectro sordo
que no domina su carga de ilusión
y se entrega a ella
hasta ser destruido.
Un poeta –un punto azul sobre la mesa-
no mira para ver
sino para abrir los ojos.”

Es para Aliaga, por elección y por oficio, el paisaje de el lugar que él ha elegido para desarrollar su lírica y su trabajo de periodista: el de la Patagonia. Por consiguiente se posiciona como un autor patagónico, y dentro de esa literatura, Cristian Aliaga hace el inventario de su materia poética y de su genealogía (aquella que podemos rastrear en las dedicatorias de los poemas[3]).
Encontramos algunas dedicatorias a personas ajenas a la literatura , pero muchas a poetas y autores destacados para él, y una a los 113 vicios, banda legendaria de rock de Comodoro, que supo musicalizar elpoema que Aliaga les dedica.
Podemos decir entonces que Estancia La Adivinación, su cuarto libro, luego de “Lejía”, “No es el aura de Kant” y “El pasto azul”, lo encuentran en un punto de madurez poética, que no está dado por la edad cronológica del autor, que tenía la momento de la edición de su obra 36 años, sino por la intensidad y responsabilidad con que un autor de una literatura emergente y marginal asume su papel de actor cultural y social. Papel este que Aliaga sigue ejerciendo, de difusor de los autores de nuestra literatura.

Claudia Elisabet Sastre
Puerto San Julián- 3 de octubre de 2008.


[1] Me refiero aquí a un e-mail que el editor y poeta Rubén Gómez me envía luego de la publicación de la 1° parte de este trabajo, referida a la obra de Sebastián Tresguerres, que reproduzco a continuación: “realmente no pude terminar de leer el artículo.
todo me parece anacrónico.
dejemos de mirarnos el ombligo, por favor... esas pelusitas nadie sabe de donde vienen... pero están...
dejemos de catalogarlo todo: "patagónico", "social", "oficial"... demasiadas etiquetas para mi gusto.”sic Gòmez



[2] Samuel Beckett, citado por Jenaro Talens en el prólogo de “Film” página 13. Tusquets Editores- Barcelona 2001
[3] Básicamente en este libro, Aliaga traza sus caminos de lectura, sus deudas con los autores que lo marcaron estéticamente, sus influencias y sus herederos también; encontramos allí, entonces a Juan Carlos Bustriazo Ortíz en la portada interna; Juan Gelman, página 20; John Keats, portada parte dos; Andrés Cursaro y Horacio Escobar,página 31; Juan Carlos Bustriazo Ortíz de nuevo en página 34; Alba y Diego Angelino, página 42; Cecilia Boggio, Alicia Bossani y Nelly Sosa, página 51; Emily Dickinson en portada parte tres; Claudia González y Rodolfo Pérez página 57; Belén y Arnaldo Medina página 58; Debrik Ankudovich, Raúl Artola, Jorge Fernández Gil (en memoria) página 64; Osvaldo Bayer página 70; los “113 vicios” Titín Naves, Marcos Azocar,José Luis Jara, Claudio Ramirez y Alacrán Marquez página 77; Anita Pescha y en memoria a David Aracena página 88; Graciela Araóz y Victor Redondo página 93; Francisco Madariaga página96.

5 comentarios:

La Moro dijo...

Sobre la “Pequeña y necesaria digresión”, creo que es realmente bueno que alguien haya alzado la voz (nunca más metafóricamente hablando, lamentablemente) en disonancia. Lo peor que le puede pasar a alguien que escribe (literatura, crítica, divulgación, esas cositas) es pasar por completo desapercibido, ser ignorado, o incluso invisibilizado. En buenahora las críticas! No creo, en lo personal, que sea anacrónico alguno de los ejes aplicados al análisis del texto de Tresguerres (¿anacronía respecto de qué?), pero claro, ésa es sólo mi opinión, y es lo de menos. Lo que sí me preocupa un poco es esta supuesta “denuncia de autorreferencialidad”. Es muy probable que no haya entendido del todo el comentario del señor Gómez (a quien no tengo el gusto de conocer), y si es así me adelanto a pedir las disculpas pertinentes; no obstante, me animo y pregunto: si no escribimos nosotros sobre nosotros (referencien el deíctico donde mejor les parezca), ¿quién lo va a hacer? Escribir nosotros sobre nosotros, ¿no es una manera de despertar la atención de sujetos y sujetas que nunca antes se habían percatado de nuestra sureña existencia? Y no digo que sea necesario conjurar la atracción del centro para alimentarnos, famélicos, de sus opiniones, sino que es siempre positivo extender los lazos de comunicación y que nos conozcan aquellos que aún no lo hicieron, aunque más no sea para acusarnos (falazmente, o no…) de ombliguismo, pelusismo y otros graves y abdominales cargos. Larga vida a la polémica, aunque preferiría opiniones sumamente crueles pero elaboradas luego de lecturas completas. No quiero ofender ni hacer apología de nadie, es –repito- sólo la magra opinión de una lectora.

Ahora, sí, algunas de las cuestiones que me sugirió la lectura del ensayo:
La mirada de Aliaga se vuelca sobre “los desperdicios” del ¿”legado histórico”? de la patagonia (hojas de anotaciones secretas de la libreta de Darwin, la matanza de los indios, las huelgas revivificando desde el fémur de Facón), aquello que nadie mira porque es estéticamente más agradable la reseña oficial que no se ocupa de “los restos” sino de la hiperbolización de gestos supuestamente engrandecedores. Aliaga, lejos de soslayarlos, los poetiza, los inmortaliza (pienso en Horacio y su “exegi monumentum aere perennius”). En este sentido, es interesante su apuesta desafiante al canon hegemónico respecto de las representaciones artísticas de (y en) el sur; coincido con que discute la imagen idílica (siempre vacía de humanidad) del paisaje santacruceño. Desde ya que no postula “la” verdad –en el sentido rortyano- del discurso oficial (convenientemente) utópico, sino que arroja al mundo “su” verdad de poeta para que allí se encuentre, confronte y dialogue con otras verdades, previas y posteriores. Quizás esta hipótesis pueda ser reforzada con el recorrido por las influencias del escritor; evidentemente, despegarse del discurso preestablecido posibilita el diálogo con estéticas y tiempos anteriores y universales. Lo negativo del localismo a ultranza, probablemente, sea su imposibilidad de mirar más allá (de su tiempo, de sus lugares, de sus versiones) y encontrar puntos de filiación que invitan no a la reproducción, sino a la superación del propio estilo.
Para mí, un hallazgo. Me gustaría encontrar más textos de Aliaga, y más opiniones ombliguistas acerca de “nuestra” (sí, nuestra, che) literatura.

macadamia dijo...

gracias por su comentario morocha, en serio...lo de Aliga sobre los desperdicios suena feò, pero la verdad es que no los son (desperdicios digo) en el sentido de basuro, sino de deshechos, aquello que se desprecia, o peor aùn, se oculta. Tenga en cuenta que trabajè con un solo libro del maestro Aliaga, hay tanta tela para cortar todavìa, y de otros autores,tambièn. De todos modos le agradezco, a otro patagònico, Rubèn Gòmez,disentir con mi postura. Es bueno, enriquece, nos obliga a pensar màs aùn.

Anónimo dijo...

Claudia, soy maritza, primero quiero festejar este sitio de encuentro y enviar un gran abrazo a todos mis pares. Luego, referirme al tema de la catalogacion de la literatura. Toda poesia es exploracion de un yo, construccion de identidad. Toda poesia es el lugar donde el hombre es el horizonte del hombre. Toda poesia surge de la vida en un lugar y en un tiempo. Y brota de aquellos que arriesgan nuevas lecturas sobre lo real. Escribir poesia es, primero leer la vida. Hoy se vive la moda, del "escapismo" o del "ilusionismo", evitar raices, cimientos, rasgos. Creo que esta "negacion en apariencia -a sí mismos-" en realidad oculta la "eliminacion del Otro": otros autores que nos precedieron y otros autores contemporaneos. Ser universales dicen; me pregunto cómo podemos ser signo (marca) de todo pero siempre significacion de nada. Esto me hace recordar la Saga de los Confines -de Bodoc- y la metodologia del sometimiento a la gente de las tierras antiguas "primero les quitaron los nombres, luego el significado profundo de sus oficios". Que triste si esto se lo hace uno a sí mísmo.
Graciela Maturo se refiere a la identidad (ipseidad) "lo mismo" como "el ser uno mismo". Individuos ligados a un marco simbolico, por una historia común, por un destino común,por principios y valores comunes; todo lo que configura una identidad dinamica. Asi, las representaciones simbolicas en la literatura patagonica han sido: Patagonia, lugar hostil; sujeto patagonico, individuo sacrificado en favor de la patria (hacer patria: poblar la patagonia). Idea sublimada del vivir en la patagonia: el acto de habitar es un sacrificio. Este estereotipo se ve reflejado, en mayor o menor grado, aún hoy en algunos autores; ya sea en la idea del habitante o del paisaje. Por suerte, desde hace unas decadas, ha surgido una pluralidad de voces, de practicas y trayectorias poeticas; que aportan otra vision de la vida. La literatura de hoy se debe observar en relacion a la literatura de ayer. Ningun autor ha sido alumbrado por si mismo. Aun clonados tendriamos padres.
La patagonia ha de mirarse todos los ombligos que le han dado vida; escarbar en cada uno para renovar, hacer nuevo, aquello que sea necesario prolongar para fortalecer la salud de nuestra comunidad y quitarse las pelusas que en este periodo nos asfixian. Algo está sucediendo en la escritura porque sucede en nuestro pueblo. Un abrazo enorme a todos.

La Moro dijo...

Creo que es el comentario más lúcido (y constructivo) que leí en estos últimos meses (me refiero alos últimos 478 meses, claro). Breuissima et pulcher poeta, envidio -sanamente- tu cabecita. Sos una flaca muy grosa, aunque parezca paradójico =)

Anónimo dijo...

hola moro, cómo va todo? te gustaron los poetas que estan blogueados? me interesa tu comentario siempre certero...cuando andás por sanju?
claudia

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Bienvenidos!!!

Este espacio es un homenaje a un Grupo Literario que existiò el la Patagonia y del que tuve el honor de ser una de las fundadoras. Este grupo, ademàs de su labor poètica y una gran militancia en el campo de las letras y la cultura, iniciò una crìtica literaria en la zona.
Me gustarìa compartir con los lectores trabajos de crìtica literaria, textos inèditos, etc... en fin... lo iremos haciendo entre todos. Se aceptan sugerencias
La foto que encabeza la pàgina es del lugar donde vivo: Puerto San Juliàn, en el Vìa Lucis -sobre el Monte Cristo-Patagonia.

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Puerto San Juliàn, Santa Cruz, Argentina
poeta, narradora, crìtica literaria,madre de tres hijos, casada, ama de casa.