Muy pronto: Este último sol

Este último sol está escrito en el peligroso filo de la ficción y de la realidad. No intenta ser biográfico, si bien está precedido de una investigación acerca de estos personajes, cuyas voces “pedí prestadas” para decir aquello que está dicho en este libro.
Estoy en deuda con muchos autores de cuyas lecturas me nutrí para conocer a estos personajes que me susurraron sus voces, por ejemplo, de el libro de Chele Díaz sobre el despojo de Nahuelpan surgió la voz de Teresa Antieco Nahuelpan, Josefa Lienqueo, y otras mujeres de la etnia mapuche; Fuegia, de Eduardo Belgrano Rawson, de donde saqué el personaje de Camilenna Kippa (un personaje que no sé si existió realmente, pero para mí es tan real como Fuegia Basquet o Jemmy Button), de otros autores he leido sobre Etta Place, del increíble libro “Allá en la Patagonia” a Ella Brunswig y su niñera Bertha Freytag (conocida como la Emperatriz de San Julián, una vez que se dedica a la prostitución). De otras lecturas surgieron Paulina Rovira, la madama de La Catalana, famoso prostíbulo de San Julián (otros personajes sobre los que me hubiera gustado escribir son las cinco pupilas que protagonizaron la célebre “Noche de las escobas”, pero por alguna razón, se negaron a prestarme sus voces); Carmen Funes “la pasto verde” representa a todas las “cuarteleras”; Lola Kiepja, la mujer chamán de la etnia selk´nam, que ha sido mi obsesión y será por innúmeras razones; luchadoras sociales contemporáneas, como Teresa Rodriguez, Carina Saúco de Las Heras, y María Cristina Díaz, una marinera de Puerto Madryn que tuve la suerte de conocer (ella aún no sabe que le escribí este poema); son para mí las representantes de las mujeres rebeldes, las putas, las bandoleras, las cuarteleras, las mujeres de los pioneros, las luchadoras de toda clase que durante mucho tiempo no tuvieron voz o su voz fue sistemáticamente ocultada, marginada.
Fue un libro trabajoso, que comencé a escribir por el 2002, y que no considero completo, pero que un buen día me dejó afuera como autora. Ese día consideré que escribir una sola línea más implicaría traicionarlo, y respeté el silencio que sobrevino.
Hoy me encuentro ante la problemática de explicarlo, y nunca sé cómo se explica la poesía, yo me limito a disfrutarla , o no. Eso mismo debería hacer los lectores, disfrutarlo o no...
No quisiera que la voz de estas mujeres quedara atada al dato biográfico, ni al histórico, porque las siento actuales y vivas. Son para mí presencias, y como tales, quise retratarlas. Ojalá lo haya logrado, aunque sea incompletamente.

Puerto San Julián, 9 de febrero de 2010


Dedicado a las bandoleras, putas, cuarteleras, indias
que entremezclaron la sangre en nuestra Patagonia,
y en particular, a las pupilas
del prostíbulo La Catalana de Puerto San Julián


Paulina Rovira



aún escucho,
sus pasos por la grava escarchada
sus risas forzadas, dándose ánimos,
y escucho el ruido de las copas en los cuartos
en los cuartos poblados por fantasmas
sólo ellos se quedan todavía
y no sé hasta cuando

ya se fueron las pupilas, alguna se habrá muerto
en una pelea de bares, en alguna discusión
Por enfermedad o por capricho de un patrón
o por esas cosas que pasan
tranquera adentro
copa va y copa viene,
la que paga siempre
es la chica
la que nada tiene que perder