Las coplas del Fuerte de San José

Las coplas del Fuerte de San José


“Si de aquí no nos salimos
con destino a otro puerto
téngase por muy cierto
que todos moriremos”

“Si el embarco se dilata
con sofísticas razones
se verá la tropa alta
y con muy justas razones”

Rezaban unas coplas clavadas en la puerta de la capilla del Fuerte San José, en la Península de Valdés, en lo que actualmente se conoce bajo nombre de Provincia del Chubut. Estas coplas de protesta, supuestamente anónimas, son el primer testimonio de poesía escrita en castellano en tierras patagónicas.
Esta diatriba que manifiesta el descontento que reinaba en el poblado, se atribuyen, con cierto grado de certeza al subteniente Duarte, de quien no se tienen más noticias. En los primeros días de agosto del 1810, unos cinco mil tehuelches al mando de los caciques Colchecal,Zaunque,Salu, Bajenaman, Gil, Biejey, Tocornuel, Cuteleón, Quetequterpes, Aucanal, Silogisa, Conceama, Zamaya, y otros se reunen para atacar el dia de San Cayetano,durante la misa que oficiarael reverendo Bartolomé Poggio en la misma capilla donde se clavaran las coplas...lo que no pudieron llevarse, lo prendieron fuego...y la población de Fuerte San José pasó a ser historia. En el centro de interpretación ubicado en el Itsmo de entrada a la Península de Valdés se pueden ver copia de los originales, salvados del fuego, y una réplica de la pequeña capilla en el centro interpretativo de Isla de los pájaros.
Más allá de los datos históricos y lo anecdótico, vale rescatar que el primer testimonio literario escrito en lengua castellana, del género lírico en Patagonia es ni más ni menos que una poesía de protesta social, y esto refleja una tradición que hasta hoy se mantiene. Somos la tierra que vió nacer al movimiento piquetero en Cutral-có, que llevó adelante El chubutazo allá por los noventa, que sigue siendo el gran termómetro de muchos fenómenos de descontento social, y la literatura no se queda afuera de ser el registro vivo de esos fenómenos; excediendo obviamente, a esa poesía complaciente y pasatista que la hay, sin dudas, como en todos lados. Hoy por hoy la poesía que escriben, que cantan, que rockean, que gritan bajo la cadencia del hip hop o del punk los chicos es la heredera de estas añejas coplas, que cantaban esos hombres desposeídos y mandados por los poderosos a estos áridos puertos, a colonizar, a someter, por las buenas o las ciertas, para bien de pocos y para mal de muchos. Luego, luego vendrían Floridablanca, pero eso ya es otra historia.


Claudia Elisabet Sastre- 6 de septiembre de 2010- Bahía de San Julián