miércoles, 18 de julio de 2007

La Emperatriz de San Jùliàn

La emperatriz de San Julián.

"Hija: estos son los signos
prohibidos por el Emperador.
Estas son las palabras de hueso,
grietas en el dorso de las conchas.
Esta es la otra gramática"
Úrsula K. Le Guin[1]

En la tradición de textos de memorialistas, cronistas y viajeros, existe un libro que es muy particular y por diversas razones. Se trata del libro Allá en la Patagonia[2] de María Brunswig de Bamberg. Esta obra está basada, casi en su totalidad, en las cartas que la madre de la autora, Ella, enviaba a su madre, Mutti, que vivía en Alemania, desde la entonces muy lejana Patagonia .
Es, entonces, un libro "entre mujeres", cartas escritas por una mujer a otra mujer, y recopiladas por otra mujer. Hay una larga tradición epistolar que las une, también desde el punto de vista literario: en muchas culturas (letradas, por supuesto) las mujeres se han comunicado por medio de la escritura. Muchas veces, ésta representó, a través de cartas, el único desahogo del espíritu oprimido de las mujeres, censuradas en la conversación social, sin una voz propia en la vida cotidiana. En este sentido, y en relación con la tradición escrituraria en la Patagonia, este libro tiene un valor peculiar: se inmiscuye en un terreno "masculino" por definición: el memorialismo. Lo que cambia aquí es su funcionalidad. Hemos visto, durante la cursada del Seminario de Literatura Patagónica, que las crónicas y memorias son textos polifuncionales: se convierten en productores de discursos estatales o preestatales ; el sujeto que "memoria" es un sujeto cuyo discurso es valorado, desde el punto de vista social, del saber, del poder. En definitiva, no "memoria" el que quiere, sino el que puede.
El licenciado Ariel Williams identifica una serie de funciones en estos textos:
§ Fijar el pasado para el presente y para el futuro.
§ Proveer un saber "casuístico" (en el orden de la experiencia).
§ Indicar la experiencia "límite" (establecer una moral pre-estatal o moral del sobreviviente")[3]
§ Fijar un sentido didáctico.
En ese sentido, ¿es el libro de María Brunswig de Bamberg, memorialista?. Yo creo que lo es, pero desde el lado de la alteridad o, si se quiere, desde la impropiedad: el pasado se fija hacia el futuro, pero no es el pasado de una comunidad entera, sino de una familia; provee saber casuístico, pero éste no es un saber social, que tenga relevancia a gran escala, es un saber doméstico e íntimo. Indica "experiencias límite", y, como está compuesto de cartas, tiene un "relativo" valor documental, preñado deliberadamente de subjetividad.
Si bien el libro se compone de cartas en su gran mayoría, se intercalan pequeños relatos, que forman parte de un cuaderno escrito por Ella Hoffmann, llamado "Recuerdos de la Patagonia", que sirven para contextualizar el corpus epistolar. La estructura es simple:

v Prólogo
v Introducción
1. Las familias
2. Historia de este libro
3. Cronología de los viajes
v PRIMERA PARTE: La casa del Ghio.
1. El gringo de los pies grandes
2. 1923. La llegada de Ella y sus tres hijas a la Patagonia.
3. La casa del Ghio.
4. La emperatriz de San Julián.
5. Otoño.
6. Un invierno duro como pocos.
7. Por fin la primavera.
8. Interviene el destino.
9. Fin de una etapa.
10. Vacaciones en Lago Posadas.
11. Detrás de la tropilla.
12. Max Wlotzek.
13. 1924. Interludio: viaje a Chile y estadía en Valdivia.
v SEGUNDA PARTE: Estancia Chacayal: 1925-1929.
14. 1925. Subimos un peldaño y ampliamos el círculo de contactos.
15. 1926. Ambiciones culturales.
16. 1927. Una nueva institutriz y un nuevo bebé.
17. 1928. Año de calma.
18. Preparativos y contratiempos.
19. Despertar.
EPÍLOGO: Respuesta a una pregunta.

Esta mínima descripción de la estructura alcanzaría para fundamentar que este libro, compendio de cartas y relatos de familia, compone una crónica, pero no se limita a eso. Queda en evidencia que Ella era una típica pionera, y, la experiencia de ellas, era, por lo general, relatada por otros: hay aquí una voz femenina narrándonos sus experiencias y, que si alguna mediación tiene, es la de otra mujer, que actúa como antóloga de las cartas de su madre a su abuela.
Eso alcanzaría para fundamentar el hecho de que este texto está fisurado por muchos lados. Da cuenta de una escritura marginal, y cuando digo marginal, digo al margen de la ley del patriarcado, al margen de los hombres: Ella y su hija componen el relato "otro", que si bien no es transgresor a la "ley", tampoco es obediente.
Quiero detenerme en una parte del libro, como metáfora y metonimia de lo que acabo de decir, es el subcapítulo llamado "La emperatriz de San Julián".

Berta Freytag: ¿Qué ha pasado?[4]
"Madre: Entré al colegio como un hombre
pero exhibieron mi cuerpo
y lo escribieron con sus estrechas palabras
hasta que se contrajo en sombra.
Me puse la concha de tortuga
y repté hacia el fuego.
En el agrietado oráculo
puede leerse que caerá
el Imperio."

Este subcapítulo, cabe aclarar, y el texto mismo lo aclara, forma parte de ese cuaderno antes mencionado, "Recuerdos de la Patagonia", y por lo tanto narrado en primera persona por la misma Ella. Se relata en él la mínima historia de una institutriz: Berta Freytag: "Su porte y su habla la delataban como hija auténtica de Kiel, puerto de guerra sobre el mar Báltico. Marchita la flor de su juventud, no brillaba por su belleza, pero era eficaz y diestra en su trabajo, cocinera de primera y devota a nuestra familia"
Berta llega a la Patagonia y, de acuerdo al relato de Ella, no se adapta. Abandona su trabajo, sin dar mayores explicaciones. Las excusas que nos aporta el texto son pocas, y más bien, las elude; sin embargo señala que el comportamiento de Berta en el barco había sido ya "extraño e insubordinado":
"En el barco Vigo, en el que viajamos a Buenos Aires, la disciplina de la tripulación dejaba mucho que desear, los camareros eran muy arrogantes. Berta, por su parte, no tardó en adaptarse al ambiente de a bordo, y hasta llegó a jugar un cierto papel en el mismo, desechando, a mi juicio, su modestia y discreción." (los subrayados son míos)
Pero la insubordinación de Berta se manifiesta con toda su virulencia al llegar a San Julián:

"En San Julián el destino me jugó una mala pasada: Hermann no había podido venir a buscarnos y llegamos justo para el carnaval, de modo que tuvimos que pasar tres días en aquel mísero poblacho. El carnaval y su corso eran el suceso cumbre del año, y es de imaginarse el aire festivo en los numerosos bares y boliches. Desde la ventana de nuestro hotel mis hijas y yo observábamos el bullicio nocturno, que me parecía extraño, pero divertido. No pude frenar a Berta, quién se abalanzó con frenesí a la fiesta salvaje. Pronto adquirió cierta celebridad en la pequeña ciudad, que carecía casi por completo del elemento femenino, amén del europeo, con aires modernos y de independencia. ¡Respiré con alivio cuando por fin partimos...!"

Pero, finalmente, Berta abandona su trabajo, y no para volverse a Europa.
Primero consigue trabajo como cocinera, pero no tarda en cambiar de oficio: "De su vida posterior nos fuimos enterando esporádicamente y en fragmentos. Las escalas se llamaban: policía, comisario...Iba de mal en peor, tal como Hermann había pronosticado". Berta se había dedicado a la prostitución, pero la "correctísima" y obediente esposa Ella, no lo dice, lo elide, lo deja traslucir. Deberá pasar una generación entera entre madre e hija para que se diga, apenas un poco más directamente qué ha pasado: "No sé si me engaña mi imaginación, pues con mis ocho años era imposible que yo ubicara a Berta correctamente en su nueva función social, y menos todavía que "una mujer decente no se viste de rojo", pero "algo raro" intuía y me mantenía a distancia (...)" (los subrayados son míos y las comillas de la autora).
En función de las descripciones que Deleuze y Guattari hacen de los tres haces de líneas que nos atraviesan y que actúan como recorridos de los relatos, en tanto que van trazando algo así como mapas, sin dejar de interferirse y de actuar uno sobre el otro, podemos analizar lo que respecta a actitudes y movimientos de un sujeto, en este caso, personaje, veamos:
1. Línea de segmentariedad dura o molar: (dentro de mi hipótesis representa el modelo civilización) marca las relaciones humanas o sociales regladas por el Estado, las instituciones, las clases sociales, etc., dentro de "territorios" definidos, no para perturbar o dispersar, sino para controlar y establecer dentro de un reticulado muy sólido y contundente. La solidaridad, dentro de esta línea es igual a cero. El sujeto está atrapado (capturado) dentro de lo convencional. Le es imposible pensar en romper el recorrido trazado de antemano y por algo externo a él: en el relato estaría representado por la postura (física y social) de Ella en el carnaval, implicaría un movimiento contradictorio e inmediatamente negado, reprimido: mirar por la ventana, desear, negar, reprimir.
2. Línea de segmentariedad flexible o molecular: (dentro de mi hipótesis representa el anti-modelo barbarie) establece una serie de relaciones, más abierta, pero cerrada en última instancia, limitada, diríamos (el carnaval sería el ejemplo más fuerte, sigo teóricamente a Bajtín aquí).Respondiendo aún a modelos y/o territorios, pero ya con un intento de desterritorialización o ruptura de rol (lo que, según Dardo Scavino haría posible la solidaridad): en el relato comprendería al "cronotopo" vapor Vigo , su tripulación, el primer conato de resistencia de Berta, la actitud de María, años después racionalizando y filtrando las "marcas" de Berta (el vestido rojo = mujer no- decente), y la actitud de Berta escapando rumbo al carnaval.
3. Líneas de fuga: (dentro de mi hipótesis: el no-modelo frontera[5]) se manifiesta con Berta rompiendo el rol de manera definitiva e irrevocable, construyendo otros trayectos, trazando líneas, por lo pronto alternativas, y sufriendo, en el relato "políticamente correcto" la sanción: degradada según los parámetros sociales a prostituta, yendo de mal en peor en la visión del patriarcado, muerta finalmente por la misma ley:
"Le correspondió al cronista de La Patagonia rebelde, Osvaldo Bayer, poner un punto final a esta historia. Cuando en los años ochenta, dio una charla sobre su tema en Berlín, yo le pregunté: "¿Oyó usted hablar de una mujer en San Julián, de nombre Berta Freytag?". "Cómo no, me contestó, "Berta Freytag fue amante del comisario del pueblo durante muchos años, hasta que un día esta la ultimó de dos tiros, por celos.""[6]

Para especular, tenemos mucho material en esta cita. La primera reflexión que me surge es acerca de cómo los textos se entrecruzan también y trazan líneas (en este caso, de lecturas, pero podrían ser teóricas). En segundo lugar, las verdaderas causas de la muerte de Berta, la explicación racionalmente aceptada, los celos, la intuida por la ley social, romper el rol definido, lo que equivale, en los dos puntos, a la sanción: moral y social. En este pasaje a la clandestinidad de Berta Freytag, podríamos decir , con Deleuze y Guattari: "mis territorios están fuera de alcance, y no porque sean imaginarios, al contrario: porque estoy trazándolos".[7]
De hecho, Berta, no huye de su trabajo convencional para dirigirse a otra convención: lo conocido, Alemania, en este caso; todo lo contrario, lo suyo es un salto: ni para adelante ni para atrás, para arriba, o si se prefiere, para abajo ( aclaro que no tienen estos términos un valor de juicio ni moral ni de otra categoría, si algún valor tiene, desde lo axiológico, es político). Como dicen Deleuze y Guattari: "Las líneas de fuga no consisten nunca en huir del mundo, sino más bien en hacer que ese mundo huya".

Conclusiones inconclusas:
"Hijas: guarden mis bordados,
envíen mi vida tras de mí.
Mi autobiografía está en el dorso
de la concha de tortuga,
las pequeñas grietas en los huesos,
un hilo de seda, una gota de leche.
Una vida demasiado vasta
para la escritura estrecha de Emperador:"

Apartándome ya, apenas, de este subcapítulo analizado, La emperatriz de San Julián, y volviendo a retomar la línea de lectura propuesta por el Seminario, quiero destacar el valor político, que este texto detenta, en sus múltiples grietas, desde el aspecto de la funcionalidad de este tipo de literatura.
1. Es un texto "traducido", con respecto a este tema, no me voy a explayar más de lo debido, porque debería reponer muchas de las cosas que desarrollo en otros ensayos referidos a mi investigación sobre la problemática de una Literatura de Fronteras en Patagonia. Pero voy a mencionar al texto mismo para subrayar este hecho: "Fue entonces que yo, recordando el ejemplar ilustrado, opiné que había llegado el momento de producir una crónica para los familiares más cercanos, combinando las dos versiones. Aquella primera edición precaria, en alemán, tenía dieciocho ejemplares. El éxito que tuvo en la familia y en los círculos de amigos fue tan rotundo que se me pidió que publicara otra, de varios cientos de ejemplares (...)Hace tiempo que se agotaron los ochocientos ejemplares y me siguen llegando pedidos, sobre todo de una edición en castellano. Nuestra familia ya tiene retoños de la cuarta generación y no todos hablan la lengua de los bisabuelos"[8].
Valga aclarar incluso, que tal edición fue realizada en Alemania, lo cual introduce otra complejidad muy característica de la Literatura Patagónica.
2. Las crónicas habituales de la zona, las de los colonos galeses, por ejemplo, o la de Andreas Madsen, tienen una intencionalidad política de destacar el "espíritu de pionero" como el de un "hombre de características singulares" que no ceja en su empeño, que no se amedrenta frente a las dificultades, y sobre todo, no flaquea, es casi un "superhombre" que se eleva por sobre el término medio (aclaro que estoy siendo un poco irónica). Esto también sucede en este libro en su gran mayoría, pero en la parte llamada Historia de este libro, se destaca el otro lado de estos relatos:

"Con emoción leí las cartas, sobre la base de las cuales papá había hecho la primera selección, y descubrí que tanto él como el abuelo Sydow habían practicado algo de "iconografía" al suprimir muchas expresiones de depresión y angustia ante un futuro incierto, haciendo aparecer a Ella como una roca de bronce, nunca acometida por dudas o desalientos. En realidad no fue así, y en esta, la tercera versión, he vuelto a poner las cosas en su lugar." (las comillas son del texto y el subrayado, mío)

Esta voz femenina que vuelve a poner las cosas en su lugar se niega a dejarse sujetar por las reglas del patriarcado, quiere dar su versión, componer un relato que dé cuenta de la subjetividad femenina, en definitiva, desde la alteridad.

Del mismo modo sucede con las crónicas de los colonos galeses, se escriben, en un primer momento, en idioma extranjero, luego se traducen al idioma del lugar "colonizado", de este modo se inscriben en la Literatura nacional, pero desde dos lados conflictivos, que aquí, en Patagonia, constituyen la frontera. Frontera atravesada por la dialéctica de la territorialización/desterritorialización. Como siempre, el sujeto es el que nos marca, por medio de los relatos, las zonas de fisura desde donde estas "marcas" se construyen y, desde donde es posible también des-construir.
Concluyo explicitando lo que significa para mí el título de este aparte: por razones de espacio tuve que limitar el análisis a las requisitorias formales de un ensayo, lo que implica un límite de espacio que restringe, de algún modo, las posibilidades de explotar este texto desde una perspectiva teórica o de varias. Pero, como es de suponer, no lo agota. Es un punto de partida. Está en mi voluntad dejarlo, hasta un punto inconcluso, indeterminado. Por limitaciones externas, propias y también desde una voluntad ética y teórica esta lectura intenta plantearse como un devenir.

Claudia Elisabet Sastre

APÉNDICE BIBLIOGRÁFICO

BRUNSWIG de Bamberg, María Allá en la Patagonia, 1995, Javier Vergara Editor s.a, Buenos Aires.
DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Félix Mil mesetas, 1988, Pretextos, Valencia.
LE GUIN, Úrsula y BELLESSI, Diana Gemelas del sueño, 1998, Editorial Norma s.a, Colombia


[1] Los tres poemas que se citan como epígrafes en el ensayo, pertenecen a Úrsula K. Le Guín. Gemelas del sueño,1998, Grupo Editorial Norma, Colombia.
[2] Allá en la Patagonia, María Brunswig de Bamberg, 1995, Javier Vergara Editor S.A, Buenos Aires.
[3] Fisiología de Leviatán , Roger Caillois, 1946, Sudamericana , Buenos Aires.
[4] Voy a seguir, en este punto la orientación teórica de Gilles Deleuze y Félix Guattari, en el ensayo: Tres novelas cortas, o¿qué ha pasado?, en Mil mesetas, 1988, Pretextos, Valencia.
[5] Aclaro que uso las definiciones modelo, anti-modelo y no-modelo, para desplazarme de la dicotomía civilización/barbarie, ya que de hecho, no las sostengo. Ambas impiden pensar en un tercer término y se manejan dentro de una dialéctica cerrada y clausura de tesis/antítesis. La idea se me ocurrió pensando en los colores: existe la gama de colores definida como color, el color negro, como negación del color, y el blanco como ausencia de color. En ese sentido, el no-modelo, representaría aquello que se escapa a esta dicotomía cerrada.
[6] Ibidem, página 60.
[7] Mil Mesetas, Deleuze y Guattari, página 204.
[8] Ibidem, páginas 18 y 19.

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Este espacio es un homenaje a un Grupo Literario que existiò el la Patagonia y del que tuve el honor de ser una de las fundadoras. Este grupo, ademàs de su labor poètica y una gran militancia en el campo de las letras y la cultura, iniciò una crìtica literaria en la zona.
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