lunes, 6 de octubre de 2008

El lugar del escritor como actor social e intelectual. 3ª Parte. Ricardo Costa

El lugar del escritor como actor social e intelectual- 3° parte

Ricardo Costa “Mundo Crudo ( patagonia satori) ”


Punto Fijo[1]


Finalmente la tarea se repite: buscar en el mapa
la parte del mundo que te ha tocado fundar.

Y eso no es un fracaso.

Claro que vayas donde vayas este pacto caótico
te quitará todas posibilidad de escribir lo que está próximo
/ a suceder.
Así de ciego es el futuro: con un tipo abandonado a un costado
/ de la ruta,
soportando la inmóvil crudeza del tiempo y calculando
el continente de sangre que debería quemar
para recorrer este desierto.
Tamaño páramo te hace dudar sobre el éxito de una lectura abierta
/ del silencio.
Ahora, ¿el ave que estuviste observando comer,
que ha desgarrado la carne viva de su víctima,
puede leer el futuro en las entrañas del muerto?

¿Por qué te mira de esa manera antes de retomar el vuelo y alejarse?

¿Y vos, en esa lectura cartográfica que intentas resolver,
ves algún destino prometedor que pueda ofrecerte el mundo?

Este punto que marcaste en el mapa sos vos?

Es Ricardo Miguel Costa uno de los autores que postula la existencia de una etapa fundacional en la poesía patagónica. A esa etapa la delimita en la década del 80, con el advenimiento de la democracia y a merced de grupos, como los que se nucleaban en Poesía en Trámite y en el consejo editorial de la revista Coirón.
En un ensayo llamado “Fundación y utopía: la palabra poética en patagonia del fin de siglo”[2] se explaya el poeta neuquino acerca de su hipótesis de lectura.
Debo decir, nobleza obliga, que yo no comparto con Costa su hipótesis de una poesía “fundacional”, si comparto con él una respetuosa amistad que nos permite disentir en algunos puntos, y coincidir en otros. La parte en que coincido con Costa es en la historización que él hace acerca de los grupos y su importancia en el desarrollo de la poesía y la literatura en general.
La parte en que no coincido es aquella en que Ricardo Costa asegura que los poetas fundan su espacio en una utopía, en un no-lugar. La idea de fundación implica per se una idea de vaciamiento, no se funda sobre algo: se funda sobre la nada. Esa idea de “la nada” arrastra su carga semántica en toda la literatura patagónica, y la única manera de desarticular esos presupuestos es a través del reconocimiento de que existía algo antes, y eso ya lo sabemos: toda la literatura oral aborígen – llamada oralitura- y, por supuesto la puesta bajo cuestión como es debido, escritura de viajeros y cronistas.
Hoy sabemos gracias al doctor César A. Fernández que los mapuches tenían su propia teoría literaria desde el siglo XI por no mencionar la trascendencia que le otorgaba esa etnia a la facultad de oratoria de sus miembros y sobre todo, de su clase dirigente, a los efectos me remito a la obra “Cuentan Los mapuches.”[3]
Si de lo que se trata es de rescatar es la militancia cultural que los grupos y colectivos de arte han tenido (y tendrán a futuro) en la renovación y puesta en crisis de los conceptos del arte, eso es innegable y más que el concepto de “fundación”[4] debería ser llamado “refundación”, la poesía está permanentemente renovándose, renaciendo de sus cenizas. Pero es inapropiado, apresurado, ideológicamente apresurado decir: “A modo de esbozar una conclusión, es justo reconocer que la historia de la producción literaria en la Patagonia es relativamente nueva. “(las negritas son mías) .
Entonces, cuando se postula una poesía “fundacional” en la Patagonia debemos pensar que lo que se funda es un canon. Canon que se sostiene y autosostiene con planteos críticos como éste. No es casual que el trabajo ensayístico de Costa esté mechado por poemas, uno de Raúl Mansilla, otro de Cristian Aliaga, otro de Jorge Spíndola, otro del mismo Costa, y uno de la desaparecida Irma Cuña.
El trabajo de tesis de la doctora Cuña, es el que utiliza Ricardo Costa como punto de partida y del que surgen muchos de los presupuestos que va a desarrollar , como continuación y como homenaje a la poeta e investigadora : Este trabajo se llamaba “Identidad y Utopía:dos largas sombras sobre Latinoamérica”, dos largas sombras y pesados lastres también para los patagónicos, que hemos debatido sobre ambos, sin llegar aún a un principio de acuerdo. El problema que entraña la opinión de Costa al respecto es que parece diluirse el dilema, ya parece clausurado: la tarea del poeta es construir, trazar un punto fundacional en la utopía, si es que esta existiera. Pero como u-topía significa en rigor no-lugar hasta desde el punto de vista geométrico se hace imposible, un oxímoron.
Dilemas como el de la “identidad” han llegado hasta nuestros días y alrededor de él se abren en abanico una serie de posturas también. Es uno de los puntos de irradiación de reflexión que mueve al campo literario patagónico hacia su problematización.
Así vemos en el poema que abre este trabajo que el sujeto se postula como punto fundacional. El sujeto toma su lugar crítico frente al espacio, espacio en este caso, desierto. Toma su lugar crítico frente al espacio vacío. Más acá o más allá de que acordemos o no de si la Patagonia es un desierto o espacio vacío y por qué. Dificil afirmación, toda una tarea en esta posmodernidad, pero aún así, el poeta lo intenta.
La poesía de Costa entonces, y Costa mismo como sujeto poético, ya que su lírica lo es en el buen sentido de la palabra (en el sentido de la manifestación de un yo fuerte y marcado, una primera persona casi siempre), se muestra, decía como “un actor social y cultural” dentro de la literatura patagónica. Se ubica dentro de los fundacionales, marca canónes, líneas generacionales también, trayectos intertextuales de lectura. Por eso son frecuentes en sus libros las citas de otros autores patagónicos, dedicatorias en los poemas,etc.
Es Ricardo Costa un autor que reflexiona y mucho, dentro y fuera de su poesía acerca de cuál es el lugar que ocupa dentro de la Literatura Patagónica, y lo hace en muchos de sus libros, pero también en sus ensayos http://www.ricardocosta.com.ar http://www.museosalvaje.com.ar Sostiene su teoría fundacional, y la defiende, como corresponde a alguien que de buena fe cree en lo que hace y en su voluntad de trabajo. Puede uno no estar de acuerdo con él. Yo no lo estoy de hecho, pero respeto su trabajo poético y ensayístico, su amabilidad, generosidad y talento. Su amplio espíritu democrático, rara avis hoy en día, y sobre todo su poesía, reflexiva, precisa, contundente:
Como en este poema muestra Costa de qué modo se puede trabajar el paisaje dentro de la poesía sin necesidad de caer en el lugar común y meramente descriptivo, aquí el paisaje se muestra incorporado al hombre, como lo postulaba Teillier en “Los poetas de los lares”[5] tomando conciencia de las preguntas de su tiempo, intentando dar una respuesta desde su arte, y desde su arte también reflexionar acerca de su propia tarea como actor, es decir, sujeto activo.
Confianza en las cosas, cosas dotadas de vida y transmisoras de significado acerca a Ricardo Costa al postulado de Williams Carlos Williams definiendo su método objetivo “(...) Puesto que los sentidos no existen sin un objeto para su empleo, todo arte es necesariamente objetivo. No declama ni explica: presenta.”

Patagonia Satori

“Abandonado junto a un viejo Renault gris
en el kilómetro mil quinientos setenta y ocho,
él teme que se reflexión no incluya al mundo
ni a ninguna discusión que afecte la problemática
del ser y del no ser.
Duda y su reflexión se pliega a la deriva del jote
que sobrevuela la sequedad de este páramo.
Tanto desde arriba como desde abajo, hombre y pájaro
se demoran contemplando una extensión infinita.
Para el jote, el ritual culmina cuando descubre el objeto deseado
y su vuelo se inclina para precipitarse sobre la víctima.
En cambio para él todo comienza cuando entiende
que no existe otro objeto deseado
más que los motivos de su propia existencia.
Entonces reconoce que una filosofía inquietante
no debería cargar con el cuerpo de alguien que propone
una conjetura débil entre tanto abandono.
Asi regresa al punto del cual nunca debió partir, el cual acepta
como destino del único mundo que le toca vivir; el que escucha
masticar al ave mientras la ruta continúa desierta,
mientras el tiempo se eterniza en una poética del silencio
y la espera vuelve a oscurecerse porque el pensamiento
no progresa y aquí no ha pasado nada”



Claudia Elisabet Sastre- Puerto San Julián- 6 de Octubre de 2008

[1] Mundo Crudo (patagonia satori) Editorial Limón- Neuquén- 2005
[2] Museo Salvaje. Año 3 N° 5- Julio 2001- Santa Rosa- La Pampa, páginas 4, 5, 6 y 7.
[3] Cuentan los Mapuches- César A. Fernández. Ediciones Nuevo Siglo- Buenos Aires- 1995. Páginas 5 y 6
[4] Con respecto a eso, se puede leer una ampliación de estos conceptos en otros trabajos.
[5] http://www.uchile.cl/cultura/teillier/poeticas/

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Este espacio es un homenaje a un Grupo Literario que existiò el la Patagonia y del que tuve el honor de ser una de las fundadoras. Este grupo, ademàs de su labor poètica y una gran militancia en el campo de las letras y la cultura, iniciò una crìtica literaria en la zona.
Me gustarìa compartir con los lectores trabajos de crìtica literaria, textos inèditos, etc... en fin... lo iremos haciendo entre todos. Se aceptan sugerencias
La foto que encabeza la pàgina es del lugar donde vivo: Puerto San Juliàn, en el Vìa Lucis -sobre el Monte Cristo-Patagonia.

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poeta, narradora, crìtica literaria,madre de tres hijos, casada, ama de casa.