domingo, 4 de enero de 2009

Zona de Frontera

A partir de una discusión que se desarrollo en Esquel, a partir de los límites, si los hubiera, para la Patagonia, aporto este fragmento de ensayo, con el único objetivo de contribuir a la confusión generalizada.





Zona de frontera

Me veo en el problema de tener que definir dos términos muy caros para mi trabajo, pero muy problemáticos que son zona y frontera. La zona que voy a trabajar es a la vez zona y frontera, dos términos que parecen excluirse y que no obstante, se incluyen.
Podría decir, a la manera de Lalo Lescano en el relato de Juan José Saer “Discusión sobre el término zona” que : “no hay regiones, o que es más bien difícil precisar el límite de una región” o bien podría responder como lo hace Pichón Garay, con un “no comparto”, porque el sentido común dice que si no hay zona no hay frontera y viceversa.
Prefiero tomar a esta “frontera” como un espacio representable por la fugacidad y evanescencia de sus mismas definiciones y representaciones. Cuya determinación esté dada por un principio de indeterminación tal como la isostasia, un permanente desequilibrio que tiende al equilibrio, en tanto tender implica acercarse sin llegar.
Frontera también es periferia sin centro.
Como mi trabajo se refiere, en principio, a literatura, me tomo la libertad de arrancarle una metáfora a un libro para denominar a esta zona de frontera; y se la tomo a Lucio V. Mansilla de “Una excursión a los indios ranqueles, pag 38, tomo II”, quien dialoga con el hermano del cacique Baigorrita, el caciquejo Caiomuta, y éste lo interroga acerca de una brújula: “-¿Por qué entonces midiendo tierra, gualicho redondo?”, y Mansilla nos explica, a nosotros, sus lectores que el gualicho redondo era “una aguja de marear óptica”.
Me seduce la metáfora, por sus múltiples significaciones. En la jerga de los carreros y maruchos de Patagonia, el gualicho es el momento máximo de desorientación o mareo que se produce en un viaje; y gualicho también es un complejo espíritu que habita los bajos y significa “la giradora” o “la dueña del viento”.
De eso se trata, me parece, de cambiar el punto de mirada, convertirlo en un punto inestable, con un riesgo de desorientación y de mareo. En vez de centrar la mirada en la oposición de términos dialécticos, poner el ojo en el gualicho redondo, en la movilidad de esos términos dialécticos, pero como puntos de fuga.
Contaría tanto para el punto de vista como para la posición del sujeto que narra y es narrado.

Hay dos descripciones de la zona que son complementarias, la primera es del Comandante Prado: la frontera de Buenos Aires abarca la frontera sur de la federación a partir del río Quinto hasta la línea trazada por los fortines de Buenos Aires ( zanja de Alsina inclusive) que va desde Bahía Blanca hasta Italoo (La Pampa) y estaba concluida en Julio de 1877.
La otra es descripta por Lucio V. Mansilla: “ Está la nueva línea sobre el Río Quinto... Tengo en borrador el croquis topográfico, levantado por mí, de ese territorio inmenso, desierto...La nueva frontera de Córdoba comienza en la raya de San Luis, casi en el meridiano que pasa por Achiras, situado en los últimos dobleces de la Sierra y costeando el Río Quinto se prolonga hasta Ramada Nueva, llamada así por mí, y por los ranqueles Trapalcó, que quiere decir “ Agua de totora”... La Ramada Nueva son los desagües del Río Quinto, vulgarmente denominados La Amarga.
De la Ramada Nueva, y buscando la derecha de la frontera sur de Santa Fe, sigue la línea por la laguna N° 7, llamada así por los cristianos y por los ranqueles Potá Lauquen, es decir laguna grande... Siguiendo el juicioso plan de los españoles, yo establecí esta frontera colocando los fuertes principales en la banda sur del Río Quinto”.
Esta sería entonces la Frontera, pero no la zona, porque por lo dicho antes la frontera está más o menos incluída en la zona. Pero no la debemos pensar en términos de un acá y allá porque no es así como funciona. La zona incluye tanto lo que se conocía entonces como “Tierra Adentro” como la “¿Tierra Afuera?”.

Claudia Sastre

2 comentarios:

David dijo...

Sí, aportaste a la confusión generalizada.Aunque una cosa me quedó en claro. La frontera descripta es la frontera definida por los huincas. ¿Qué pensarían los indígenas contemporáneos de la frontera?¿Tendrían ellos un a definición clara del asunto? Seguramente.
Voy a tener que leer "Una excursión..."

macadamia dijo...

si, david, no sólo es la frontera de los huincas, sino, además es el intento infructuoso de los milicos de dominar aquello indominable. Intento, si querés de regularizar aquello que se resiste a ser sometido...la idea era mostrar cuánd dificil es señalar fronteras o límites. todo es subjetividad, fuera de la sensación, sumamente subjetiva de la pertenencia...
lee una excursión, es largo pero vale la pena, mansilla podrá ser una persona casi despreciable, pero escribe bien -está lleno de ejemplos el mundillo no?-

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Este espacio es un homenaje a un Grupo Literario que existiò el la Patagonia y del que tuve el honor de ser una de las fundadoras. Este grupo, ademàs de su labor poètica y una gran militancia en el campo de las letras y la cultura, iniciò una crìtica literaria en la zona.
Me gustarìa compartir con los lectores trabajos de crìtica literaria, textos inèditos, etc... en fin... lo iremos haciendo entre todos. Se aceptan sugerencias
La foto que encabeza la pàgina es del lugar donde vivo: Puerto San Juliàn, en el Vìa Lucis -sobre el Monte Cristo-Patagonia.

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poeta, narradora, crìtica literaria,madre de tres hijos, casada, ama de casa.