miércoles, 19 de septiembre de 2007

la tierra suspendida

I.
En las playas oscuras
mordiendo rocas y verdín
construí torres con huesos de delfines ;
luego me tendí al sol
para mirar al cielo
desde su tercera costilla.

Los dioses que bailan en la arena
no son los míos ,
ni los que vomitan fogonazos
y se ríen con las gaviotas
de mi sombra estirada.

He visto rodar las piedras
sangrar al pedernal
y encender un cielo de agua
los fuegos de San Telmo
fosforecer la noche
transida de cangrejos.

Pero no es mía esta tierra
ni los dioses que amasa
con su barro infinito.

Nada hay en las estrellas
que no veas acá.

Será mi tierra el día
de la medida de mi tumba.

Serán mis dioses cuando sepa
con que palabras invocar.

Entanto encrespa el viento
los espinazos plateados de los peces
y yo suelto al sol
mi ojo mágico y sagrado.

II -
Por no poder saltar estrellas
ni ser satélite
de eléctricos impulsos
no tengo mi nombre
ni cifrado en código binario
no existo fuera del color
del propio
cristal con que me miro
mi mundo
desde el interior de la botella .

Afuera sangra la línea de lejos
sus párpados , puro fuego
el mar pasado
crustáceos secos , cascarones
vértebras de sal , no llevo
papel alguno , soy
mi propio mensaje.

Apariciones

III-
Fue allí
entre el salitre y las arenas
donde perdían el agua de sus ojos
los guanacos
sus cueros negros .
Que construía fantasmas
el polvo caliza .
Nunca magnolia ni jazmín , la flor ,
nunca sombra de pájaro.
Que la sembraron entre polvorientos .
Que la arañaron de espinas .
Y quedó a su suerte
entre los tajos cañadones
fue , entre los menucos
la flor fantasma
y esparció , sobre todo lo mío
su perfume.
IV-
Danzan las almas brujas
centellas de óxido y salitre
por sobre los postes y alambrados
incinerando los pastos enrojecidos
hasta morir de sed.
Almas brujas , Languiñeo
fatuos fuegos al borde del mundo
fogueando el ocaso en el desierto.

V-
A los huesos piedra
danza tu escaso sol
al fin de tu profundo
hullera turbia
tu sol de piedra , socavón ,
tus hijos salen al frío
negros , tiznados de grisú ,
y mueren de silencio
porque afuera
no saben
de las voces que adentro
reverberan
un sonsonete de la hullera ,
danzan
a tu piedra huesos ,
tu carne de carbón.

Bajo Gualicho

VI-
De dónde sacará el aire
esa extrema
que lleva entre los abrojales
bofetada y silbo ,
esa prepotencia
de entrar
por las ventanas y los huecos
su hambre de bagual herido
en la llaga deseo.

Su olor , el aire
puñado de muerte clandestina
de pájaros , hastiada
aciagos gorriones
con el alma flameando del pico
hacia el oeste recortado ,
aire resacado
y sus mil dedos espumosos
tallando en los bajos
los blandos remolinos
lengua y salitre.

Los dientes , el aire
para tajear su boca lívida
y sangrar el paisaje
en gruesas dentelladas.

VII-
Balbucea la luna
triturando hielo
por los bajos ,
cae al mar
en mil pedazos , rota ,
de cráter a cráter
sin sonrisa
un ojo pacífico
buceando su vértebra andina.
Suyas las tetas saladas ,
suya la piel rugosa ,
suyos los huesos
secuestrados a la tierra.

VIII-
Juan junta los ojos
que otros , antes , tuvieron.
Los tiene a todos
en su mirada.
Los tiene a todos
en la punta de su lengua.
Con sus rictus quebrados
alzando su oración al infinito.
Cuando se juega a la muerte
la carta brava
cuando le nieva en la sangre
le aparecen dolores
como hachazos
dolores que otros , antes , tuvieron.

Bahía Engaño

IX.
Me llama desde su fondo hondo
(yo estoy detenida en el borde)
A dos pasos de allí
una línea de espuma
y después la nada.
El horizonte es una inmensa boca
balbuceando su milenario oscuro.
Le respondo con mi voz
de serpiente de mar Aquella
que ya no se escucha Aquella
de los tiempos de viejos navegantes.
Allí termina el mundo.

Allí las luces de un barco
cuelgan del cielo
que es la mar y son lo mismo.
Me llama desde su hondo fondo
hacia su agua sin orillas
donde pálidas las voces de los ahogados
recitan su letanía con mis palabras
y desnudan sus pieles de ballenas.

X.
Soy la gloria de la noche
a esa hora
el sueño de mil caras
desvanecidas
la que está en el frío
y se acuesta
sobre tu deseo
sin vestiduras.
Mi sexo de arena
el casco de los barcos
piel de siámidos
bajo dedos ardidos
voz de caracola en espiral
crujiendo de concavidades.
Tal vez sea la fantasía
de los camarotes
o los ruidos de toneladas
de carne
amándose en el mar, tal vez ,
la luna de los espejos
es doble , bajo el agua.

XI.
A todos nos han mentido
es que el mar
no tiene corazón.
Solo se enamoran
de los ahogados
los cabellos de las algas
sonríen con una cadena
de quince adioses
los dientes de los cangrejos
y se huele la sangre del mar
en la espuma de iodo
que vuela hacia las tardes.

XII.
Quien tiene algo de mar
tiene algo que vuelve
luna tras luna
algo de llanto
de voz de medianoche
algo de rompiente y arena
de sus singulares caracoles
tiene algo de resaca y espuma
cuando no de barco
sin embargo navega
con sus dos pies por las orillas
como si supiera.

XIII.
Fueron , engañados ,
a varar en la bahía
las mariposas
y los peces voladores
suicidas del verano
a dormir en el sopor voraz
de la digestión de las tortugas.

Ruta

XIV.
Mira al niño
de los dedos de hielo
el que aparece en la llaga
de la noche
y atropella a los camiones
y se llena de acero el esqueleto.

XV.
Sálvame ; de los pastos ardiendo
de la traza del fuego
de todos tus soles ,
del rastro de la culebra
sus dedos invisibles ,
del pérfido aliento de la araña
de su vientre de caucho
sus babas viajeras
y los cautivos de la muerte
enredados en ellas.
Sálvame ; de la dentellada del frío
de su arrullo caníbal
de la encrucijada del camino
su dedo de bestia , extendido ,
su ojo caído en el océano ,
y el esperpento de aire
las alas , los cuellos lampiños
de los buitres.
Sálvame del ojo ovino
del mal del alambrado
de pacer sola y sin agua
oscura , en medio de tanta sed ,
del aullido óseo de los petrificados
su rumor líquido
su sangre combustible.
No me ofrezcas sobre las mínimas rocas ,
sobre la grava redonda y de rodillas.
No me entregues ante el espejo caído
el altar hundido en la tierra
al que pertenezco , todavía.
No son ángeles , aquellos
que te nombran
son sus dientes golosos
los que nos mastican
criatura voraz ,
reverso de la tierra
en cada uno de sus huecos , ígneos
reaparece tu poro
tu dedo criaturado
tu garra y forma.

XVI.
La lengua de asfalto ,
su lenguaje de curvas ,
cruces , manos , bifurcaciones
en el territorio donde soy ajena
y no es mío el aire y su violencia
el color y su cielo ,
yo marco las marcas
en las tierras saladas
en las casas solas.
La nada es un cartel
y nadie
el que vive en su casa.
La lengua de asfalto tapa
el lenguaje de los otros
elijo habitar esos silencios
aunque a la voz no logre
hacerla mía
diré esta nada de otros
con sus propias palabras
sus propias marcas.

XVII.
Febrero anidaba en las alas
de las aves migratorias ,
la fúnebre formación
de golondrinas
ordenando el caos de los cielos ,
por ellas supe que aún
estaba en patagonia.
Agosto nacía en el oeste
y con él , los gorriones
el aire de los cementerios.
Cerca de una torre de agua
donde beben su sed
todos los pájaros del sur
yo me siento y escribo
para atenuar mi sed ,
y escribo
los febreros y los agostos
de soles grises de tierra
y de rojos infinitos ,
y un ángel mío
de plumas cadavéricas
se asoma y teje
palabra a la palabra.

XVIII.
A la vera de la ruta
un cuerpo salido de la sal
como una nada más.
Arriba dos pájaros
le arrebatan al aire
sus monedas azules
y ella yace , reseca ,
como la imprudente
que volvió sobre sus pasos.

Tierra Salada

XIX
Trae el río , el agua
el olor boscoso
los pétalos helados
el vegetal interior de las hormigas
el abrazo arborescente
del Trauco ,
temblando en brumas ;
lo trae a las Tierras Saladas
y deja sus versos verdes
en el salitre negro.

XX
Qué será de aquellos que te nombran
que te nombran tres veces ,
entre los arrebatos de las flores
que nunca
que despues dicen
sacoblancosacoblancosacoblanco ,
lo dicen como la que dice AGUA
a la vera del camino
en ese monotono ,
entonces tus pies de bandolero
juntan sus huesos ,
los junta como a un piño de corderos
pequeños , falange por falange
metatarso y tarso , metadedo
se sacan a sí mismos de la tierra.
Aquellos que te nombran
que te nombran tres veces
tres veces entre dientes
que flores nunca
ni lápida siquiera
te echan algo de tierra por encima
como un sepelio sin fin
como un eterno entierro y desentierro.

XXI
Ella , perseguida y blanca
es una vírgen huyendo
de su propia huella
su blanco círculo de sal.
Es su ojo fantasmal
un hueco abierto
al párpado de la noche .
Cuando llega al río
y entra su cuerpo al agua
y entonces se destroza
en gotas , contra las piedras.

3 comentarios:

cristopo dijo...

¡Salud, poesía buena!

Anónimo dijo...

hey! son tuyos estos nuevos textos; antropófaga sureña!!!

salud!!!

Sergio, desde la san pampa

Anónimo dijo...

buenisima! su intensidad es identica a la fuerza de la poesia de graciela cross. Y de esto se trata; de conmover...Profunda, profunda, profunda...!!!! -Alejandra de la no tan santa cruz-

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Bienvenidos!!!

Este espacio es un homenaje a un Grupo Literario que existiò el la Patagonia y del que tuve el honor de ser una de las fundadoras. Este grupo, ademàs de su labor poètica y una gran militancia en el campo de las letras y la cultura, iniciò una crìtica literaria en la zona.
Me gustarìa compartir con los lectores trabajos de crìtica literaria, textos inèditos, etc... en fin... lo iremos haciendo entre todos. Se aceptan sugerencias
La foto que encabeza la pàgina es del lugar donde vivo: Puerto San Juliàn, en el Vìa Lucis -sobre el Monte Cristo-Patagonia.

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Puerto San Juliàn, Santa Cruz, Argentina
poeta, narradora, crìtica literaria,madre de tres hijos, casada, ama de casa.