miércoles, 6 de febrero de 2008

Creyentes- El gauchito Gil

Gauchito Gil

En esta ocasión quiero ocuparme de analizar un fenómeno popular de amplia difusión en la zona en la que vivo y cuyo interés antropológico y social no pasa desapercibido para propios y extraños.
En enero de 2008 este fenómeno se potenció por una serie de procesiones en distintos lugares de la Patagonia, con la participación de fieles destacados, entre ellos el conocido cantautor Rubén Patagonia y en la entrada a la Ciudad de San Antonio Oeste ( desde donde parte una ruta que dirige a otro santuario, canonizado éste recientemente por la Iglesia, Choele Choel, cuna del Ceferino Namúncura), se nombra al Gauchito Gil como el guardián de la Patagonia y de la ruta tres (punto de comunicación principal de la Patagonia con el resto del país).
Dice Laplantine: “ No se necesita ser muy imaginativo para descubrir el surgimiento de lo religioso dentro de lo político (y recíprocamente), del arcaísmo dentro de la modernidad y de lo fantástico dentro de lo que se nos presenta como lo más cotidiano.” [1] y como no se puede separar lo ideológico de lo político y lo fantástico-mágico-sagrado forman un anillo desde donde se irradian pensamientos y prácticas que no evitan, por supuesto, las prácticas sociales, es que los cultos populares no están en retroceso, sino en avance.
Así sucede que algunos intelectuales al analizar el fenómeno lo cercan en la dimensión de lo folklore, de “lo típico”, que incluso puede ser simpático, una nota de color, pero lo despojan de su potencia político-ideológica. El racionalismo de ciertos intelectuales, incapaces de desarrollar un pensamiento lateral, niegan como “irracional” todo lo que toque lo religioso. No es la intención de quien lleva a cabo este trabajo, quien sabe que la fe pertenece a los dominios de una racionalidad “otra” pero no a la irracionalidad. No me interesa el fenómeno como “dato” antropológico, ni como curiosidad folklorica, me interesa, ante todo, como práctica humana, como creencia en algo superior...y eso no es algo que puede ser visto desde afuera, ya que involucra a investigador al mismo nivel que lo investigado, sin asimetrías.
Al culto que nos ocupa se lo conoce como “La Cruz Gil” , “Gauchito Antonio Gil”, “Curuzú Gil” o simplemente “Gauchito Gil” , pero ¿quién era este hombre al que se atribuyen tantos hechos y milagros? . Gil era uno de los tantos campesinos (payubreros) que fueron convocados a la fuerza a participar en una de las tantas guerras civiles entre celestes (liberales) y colorados (autonomistas) ocurrida entre 1876 y 1879, plena década de conformación del Estado-Nación. La cuestión es que Gil deserta antes de los combates y el Coronel Salazar lo increpa por cobarde ante su manifestación de que no quería derramar sangre, lo detiene (a pesar de que el conflicto había terminado ya) y lo hizo trasladar a Goya para ser juzgado. Pero Gil nunca llega. Era práctica corriente en la época de que los reos sean ejecutados antes de llegar a destino con la excusa de intentar fugarse (eso nos recuerda tambien ciertas prácticas de la dictadura,no?). Cuando Gil es ejecutado, la orden de su indulto ya estaba en camino. Al sargento que lo iba a ejecutar, Gil le dice: “no me matés quela orden de mi perdón está en camino”, el sargento no le creyó, así el gaucho Gil continúa y le dice : “vos me estás por degollar pero te digo más, cuando llegues a Mercedes, junto con la orden de mi perdón, te van a informar que tu hijo se está muriendo de mala enfermedad y como vos vas a derramar sangre inocente, invocame para que intereceda ante Dios por la vida de tu hijo, porque suelen decir que la sangre inocente sirve para hacer milagros”. El sargento, igual no le creyó, pero todo lo que Gil le había profetizado se cumplió, y el sargento lo invocó para salvar a su hijo, cuando el niño estuvo a salvo el asesino de Gil llevó una cruz de madera de ñandubay al hombro desde Mercedes hasta el sitio de la muerte. Esa fue la primera cruz en su nombre.
Ahor asi vamos a analizar las causas por las cuales una creencia que surgió originalmente en la mesopotamia llega a sitios tan remotos y alejados como la Patagonia debemos poner el acento en la migraciones internas y los movimientos sociales, lo que genera una poderosa hibridación de los elementos sagrados entre las distintas corrientes inmigtratorias. Encontramos elementos míticos del noroeste argentino (en un taller para preadolescentes que organicé en le Barrio Pujol en Madryn recibí oralmente de mis alumnos pr lo menos tres versiones distintas de “enano enrique” creencia de la zona jujeña) del sur de Chile y de la Región de Chiloé (como el “familiar” por ejemplo, de los diferentes pueblos aborígenes, como el Gualicho (wasichem) resignificado en le Salamanca norteña, de gran difusión en el norte patagónico (la salamanca de Lucero). Se observa también que la creencia en los milagros del Gauchito Gil va a acompañada de la creencia en la Difunta Correa, aunque un poco menos, no obstante los santuarios suelen surgir juntos, o uno enfrente del otro, en su defecto. Según Borges el hecho de que nuestro héreo nacional sea, de algún modo, un gaucho desertor y que enfrenta a la ley (por lo menos en la primer parte del libro), como es el Martín Fierro, nos hace pensar que en realidad, los argentinos creemos más en ciertos valores morales internos que en las cuestiones cívicas. La Patagonia fue, hasta bien entrada la modernidad, un territorio “sin estado”, donde la ley del país existía sólo episodicamente. El lugar era (y de algún modo lo es aún) un refugio para aquellos excluídos del Estado-Nación, por motivos políticos,legales, raciales, sociales u otros. Persiste aquí un imaginario de frontera, que es la marca de fábrica de la Patagonia y atraviesa los relatos, y obviamente, su literatura. Nuestra literatura está poblada de desertores, bandoleros y bandoleras, prostitutas, era de imaginar que la creencia en el gaucho alzado, desertor y milagrero iba a encontrar un suelo fértil donde arraigar e iniciar su dispersión.



[1] Religiosidad popular en la Argentina, Centro Editor de América Latina, página 33.

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Este espacio es un homenaje a un Grupo Literario que existiò el la Patagonia y del que tuve el honor de ser una de las fundadoras. Este grupo, ademàs de su labor poètica y una gran militancia en el campo de las letras y la cultura, iniciò una crìtica literaria en la zona.
Me gustarìa compartir con los lectores trabajos de crìtica literaria, textos inèditos, etc... en fin... lo iremos haciendo entre todos. Se aceptan sugerencias
La foto que encabeza la pàgina es del lugar donde vivo: Puerto San Juliàn, en el Vìa Lucis -sobre el Monte Cristo-Patagonia.

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Puerto San Juliàn, Santa Cruz, Argentina
poeta, narradora, crìtica literaria,madre de tres hijos, casada, ama de casa.